Gestión patrimonial
Separar el patrimonio empresarial del familiar es una medida esencial que previene los conflictos y evita riesgos legales y fiscales.
Muchas familias empresarias confunden ambos patrimonios. La empresa es vista como “la hucha de todos”, y el patrimonio personal se entremezcla con el empresarial. Esta falta de distinción genera riesgos legales, fiscales y emocionales. Aprender a separar el patrimonio empresarial del familiar es un paso clave hacia la profesionalización y la sostenibilidad.
¿Por qué es importante diferenciarlos?
Evita conflictos por el uso de recursos comunes.
Protege los activos ante problemas legales o financieros.
Permite planificar mejor la sucesión, las donaciones o la diversificación.
Aumenta la transparencia ante terceros, como bancos o inversores.
¿Cómo hacerlo?
Formalizar estructuras jurídicas claras: sociedades, patrimoniales, holdings.
Diseñar una política de dividendos transparente y estable.
Crear vehículos separados para gestionar el patrimonio familiar (inmuebles, inversiones, etc.).
Implantar buenas prácticas contables y fiscales.
Establecer órganos diferenciados: el consejo de familia no debe ser el consejo de administración.
¿Y la dimensión emocional?
Es quizá la más compleja. Muchos sienten que separar es “dividir”. Pero lo contrario es poner en riesgo el legado. La separación patrimonial no es ruptura, sino cuidado.
Si queréis ordenar vuestro patrimonio y preparar a la familia para gestionar el largo plazo, puedo ayudaros a diseñar la estructura más adecuada.


